Solo soy un principiante en la materia y, aunque no sea quién para meterme
en esta faena, en algún momento tenía que abrir este melón. Permitidme que
os deje un brevísimo resumen, sobre todo, para aquellos que no estéis familiarizados
con los términos budistas y en el que espero no meter mucho la pata. Pero
¿acaso un ciego puede guiar a otro ciego? Solo espero que os sirva de ayuda a
los que seáis legos (como lo soy yo) en esta apasionante materia. ¡Tampoco creo que
lleguemos a caernos juntos en un hoyo muy profundo!
Desde Sidarta Gautama (el Buda Sakiamuni) en el siglo VI aC, aunque han variado las fechas
desde que me lo enseñaran a mí, el primer budismo (aquellos que aspiraban al estado
de buda o de despierto con la iluminación) se desarrolló dentro de la escuela Theravada que, sin ser lo mismo, se
conoció también como el budismo Hinayana
(pequeño vehículo). La figura solemne
del budismo en esta época era el arhat: aquel que había alcanzado el
nirvana y no volvería a renacer de nuevo.
Al mismo tiempo, otra corriente conocida como el gran vehículo o budismo
Mahayana prestaba más atención en
ayudar esta vez a otros y pasados los años se fue convirtiendo en una rama mayoritaria.
El ideal budista pasaba a ser entonces el Bodhisattva: aquel que renunciaba a buscar su propia
perfección para aliviar el sufrimiento de los otros.
Las diferentes escuelas mahayana más conocidas son: (1) las
tibetanas (tántricas o no), representadas por el Dalai Lama, como la escuela
Gelupka, Kagyü, Nigmapa (Dzogchen), Bön..., (2) el budismo Zen (conocido en China como
Chan ), (3) el budismo de la Tierra Pura, (4) el Tendaishu o Tiantai en
China, (5) el budismo Nichiren, y otras que pido disculpas por no citar para no
hacer la lista interminable.
En lo que todas ellas coinciden es en lo básico: las cuatro nobles verdades del budismo que son
muy sencillas de aprender. A saber: 1) toda existencia es sufrimiento, 2) el
origen es el deseo y la ignorancia, 3) este sufrimiento puede cesar, y 4) el
cese de este sufrimiento se logra siguiendo este camino.
Pasemos a ver brevemente cómo es este camino que nos cuentan:
el óctuple noble sendero, que es igualmente
accesible para todo el mundo y para el que no hace falta contar con poderes
sobrenaturales. Para saber primero hay que tener (1) una comprensión correcta y
(2) un pensamiento correcto. Para lograr que nuestra conducta sea ética debemos
(3) hablar correctamente, (4) comportarnos de manera correcta y (5) ganarnos la
vida de forma correcta. Y por último, para entrenar nuestra mente (6) nuestro
esfuerzo debe ser el correcto, (7) debemos ser conscientes del momento de
forma correcta y (8) nuestra meditación
o concentración ha de ser la correcta. Ni bueno ni malo. Solo hacer lo correcto.
Creo que la mejor manera para no hacerme muy pesado sería dar
algunas pinceladas sobre algunos términos budistas relevantes y que cada
cual vaya profundizando por sí mismo si lo prefiere y estima oportuno para no
alargar mucho lo que debería ser solo un resumen breve.
Por ejemplo, los tres tesoros del budismo o las tres joyas
donde busca refugio un budista consisten en (1) el Buda: el despertar o la iluminación, (2) el Dharma: las enseñanzas de Buda y, también, el entendimiento
correcto y (3) la Shanga: la
comunidad budista. Pero, hay muchas cosas en el budismo que nos dejan perplejos
y descolocados. Por ejemplo, Buda: el iniciador de esta escuela de vida. Hemos
visto que es un tesoro para cualquier budista pero, fijaos lo que dice el maestro zen Lin Chi sobre él: “Si encuentras a Buda, mata al Buda”. Jajaja...Es
tremendo ¿No creéis lo mismo? El budismo tiene estas características que lo
hacen tan especial.
Buda es el iluminado, literalmente el despierto. En el budismo zen (Bodhidharma) la naturaleza auténtica es lo importante. Así, en el zen, el Buda enseñó su propio camino pero no puede andar el de cada uno, es decir: propicia tu propio despertar. Más importante que recitar sutras o quemar incienso está despertar a nuestra verdadera naturaleza y ayudar a otros a hacerlo. Todos poseemos esa naturaleza aunque la creamos olvidada. Si, además, se recitan sutras, bienvenidos sean.
Buda es el iluminado, literalmente el despierto. En el budismo zen (Bodhidharma) la naturaleza auténtica es lo importante. Así, en el zen, el Buda enseñó su propio camino pero no puede andar el de cada uno, es decir: propicia tu propio despertar. Más importante que recitar sutras o quemar incienso está despertar a nuestra verdadera naturaleza y ayudar a otros a hacerlo. Todos poseemos esa naturaleza aunque la creamos olvidada. Si, además, se recitan sutras, bienvenidos sean.
En el budismo,
aunque los seres humanos
estemos atrapados por la ignorancia en un ciclo sin fin de sufrimiento que hace
que percibamos la realidad de manera incorrecta (samsara), también podemos distanciarnos del sufrimiento de la
existencia. Otro factor determinante para conseguir esta liberación es la
dependencia a la ley de causa y efecto o de retribución (karma), y de cada reencarnación condicionada por vidas anteriores.
Posteriormente podemos liberarnos tanto del sufrimiento de la existencia como
de tener que regresar al estado de
reencarnación a los que estamos sujetos (nirvana).
Pero ¿cómo tomamos distancia de una realidad, si me permitís,
doliente, que nos hace sufridores por nuestra propia ignorancia? Podemos distanciarnos
porque los fenómenos son vacíos. Y gracias a este vacío el sufrimiento puede
ser superado. Llegados a este punto samsara y nirvana se hacen indistinguibles. La vacuidad significa que todas las cosas son vacío y, por tanto, carentes de esencia (no debe confundirse con el nihilismo como frecuentemente ha
sucedido en Occidente). Solo el que no ha experimentado la sabiduría de la
vacuidad se apega a la diferencia entre
lo relativo y lo absoluto creando la frontera entre el samsara y el nirvana que
no existe. Dado que la vacuidad significa liberación todos los seres se
encuentran en estado de libertad.
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