17 noviembre 2015

6. La fuente del jardín de los melocotoneros

Mucho antes del viaje de Hui Shen -un siglo antes- el poeta de inspiración taoísta (llamado Maestro Cinco Sauces Ocioso) Tao Yuanming se dedicaba por completo a practicar la inactividad en la ladera del Monte Lu: un privilegiado enclave natural preferido por los eremitas que allí peregrinaban.

Llevó una vida de monje laico y aunque el abad de un templo budista cercano intentara convencerle para que se uniera a ellos no lo consiguió aficionado como era a la vida diaria en el campo y al vino. La fuente del jardín de los melocotoneros  es su obra más representativa: una utopía de una sociedad sin Estado, ni jerarquía, ubicada en un valle oculto. No fue reconocido en su época pero  los poetas que le siguieron en la dinastía Song hicieron de Tao un icono. Pese a ser reverenciado no se sabe gran cosa sobre el hombre que dio lugar a esta leyenda (Wikipedia).


La fotografía de La Nueva Fusang es, en realidad, el Monte Lu.

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